Adeptos Platónicos

jueves, 28 de octubre de 2010

Mis siete pecados capitales


  • Autocompasión: Es retorcido. Cuando todo a tu alrededor se desmorona necesitas que alguien te consuele, pero si no hay nadie lo haces tú mismo. Te obcecas en pensar que el mundo esta en contra tuyo. Te niegas a aceptar que eres tú el que está en contra del mundo. Es cobarde y autodestructivo, pero solemos caer porque es placentero y aliviador.
  • Hipocresía: Nadie puede decir que no está influenciado por la sociedad. Nadie. Pero a veces la diferencia entre lo que pensamos y lo que decimos se salta el limite. Actuamos como peleles a merced de el qué dirán. Y, ¿por qué? Porque es glorioso poder convertirte en quien te apetezca.
  • Ignorancia: Aquí seré moralista. Yo me considero inculto ante los conocimientos de la vida, pero hay gente que me dobla en edad y no tiene interés alguno por las ciencias, el arte, enterarse de lo que dicen los informativos. 'Pienso, luego existo', dijo Descartes. Si no piensas no eres nada. Nacimos para aprender y para amar. He aquí un dogma: si la gente fuera un poquito más culta el mundo iría mucho mejor.
  • Fanatismo: La obcecación llevada al extremo. Esto significa cerrar la mente con candado y tirar la llave al mar. A veces nos equivocamos y es la vida la que nos tiene que castigar para comprender que estamos equivocados porque no admitimos las opiniones de los demás. Esto conlleva a negarse a uno mismo, iniciar guerras o matar.
  • Indiferencia: A veces nos sentimos impotentes ante la sociedad y optamos por convertirnos en ciudadanos pasivos ya que es la opción más cómoda. Pero no podemos hacer oídos sordos ante la injusticia, la política, el cambio climático, los derechos humanos o la pobreza en el mundo.
  • Pereza: En mis dos últimos pecados coincido con el cristianismo. La pereza es esa losa con la que debemos cargar y que no hace sino obstaculizar nuestro camino hacia el éxito. Sufrimos para poder superarla o sucumbimos a ella aún a sabiendas que luego nos arrepentiremos.
  • Soberbia: Soy arrogante, y creo que eso implica que me siento orgulloso de serlo. Porque me hace feliz. Tal vez tenga una dependencia emocional y deba demostrar superioridad para poder alimentar mi ego. Pero hago sufrir a los demás. Pese a que soy una persona empática, dejo de serlo cuando se trata de probarme a mí mismo ante los demás y soy irrespetuoso e intolerante con la gente.

    miércoles, 27 de octubre de 2010

    Por cierto...

    Por cierto, ayer recibí mi primer comentario en mi post sobre el Bachillerato Internacional de un anónimo. Además, he descubierto en el menú el comando 'Estadísticas' que dan fe que le gente entra a mi blog. Esto me da fuerzas para seguir escribiendo.
    ¡Gracias a todos vosotros!

    miércoles, 20 de octubre de 2010

    Las cuatro puertas de la mente

    "Quizá la mayor capacidad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor. El pensamiento clásico nos enseña las cuatro puertas de la mente, por las que cada uno pasa según sus necesidades.

    La primera es la puerta del sueño. El sueño nos ofrece un refugio del mundo y de todo su dolor. El sueño marca el paso del tiempo y nos proporciona distancia de las cosas que nos han hecho daño. Cuando una persona resulta herida, suele perder el conocimiento. Cuando alguien recibe una noticia traumática, suele desmayarse o desvanecerse. Así es como la mente se protege del dolor: pasando por la primera puerta.

    La segunda es la puerta del olvido. Algunas heridas son demasiado profundas para curarse, o curarse deprisa. Además muchos recuerdos son dolorosos, y no hay curación posible. El dicho de que 'El tiempo todo lo cura' es falso. El tiempo cura la mayoría de las heridas. El resto están escondidas detrás de esta puerta.

    La tercera es la puerta de la locura. A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde tras la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es sólo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad.

    La última puerta es la de la muerte. El último recurso. Después de morir, nada puede hacernos daño, o al menos eso nos han enseñado."


    Patrick Rothfuss - El Nombre del Viento

    martes, 19 de octubre de 2010

    El Bachiller Internacional o el palizón del siglo

    Soy estudiante del Bachillerato Internacional (BI), un sistema académico alternativo que pretende preparar a  universitarios de movilidad internacional. Básicamente, quiere decir que puedo acceder a cualquier universidad del mundo, el nivel es superior, la metodología está más orientada a la práctica que a la teoría y recibo una educación multidisciplinar. El enlace lo explica mejor.


    Voy al IES Pere Boïl, el único instituto público valenciano que ofrece el BI. Está en Manises. Antes iba al ISV El Plantío, un privado británico donde, si me hubiera quedado, hubiera hecho BI también. Me cambié porque la situación en el colegio era penosa: todos mis amigos se fueron, los profesores boicotearon a la directora y hubo que renovar plantilla y porque, simplemente, me apetecía hacer algo nuevo.

    Así que yo, que vivo en Silla, tengo que coger Renfe a las 7:05 para llegar a Valencia y coger el Metro a las 7:30 para llegar a Manises a clase a las 8:00. Me siento avergonzado por pegarme semejante pateo a diario, por tener compañeros que se levanten a y media cuando yo me tengo que levantar una hora antes.

    Dormir mal para mí significa dormir cuatro horas. No hago siesta porque la mitad de días me tengo que quedar en Valencia para ir a mis clases de Chino en la EOI. La gente me mira como diciendo: 'Mirad a ese pringado, que se levanta a las 6:30 para ira clase, sólo para hacer BI, que en realidad es una gilipollez y no sirve para nada'.

    Lo hago con la esperanza de estudiar en EEUU o en Europa al menos. Si algún día lo hago, habrá merecido la pena y me reiré de todos los que dudaron de mí en su momento.
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