Mi vida como Policía

Estudié el Grado en Criminología...

La universidad me encantó, ya que Criminología es un grado multidisciplinar, se toca tanto psicología, como derecho, medicina legal, investigación o sociología. No fue fácil entrar ya que la nota de corte era bastante alta.
La verdad es que no había demasiada demanda laboral. La carrera está diseñada para formar detectives privados, o especialistas que trabajen en cárceles, centros de atención a la víctima,  grandes empresas que te contratan para que organices su sistema de seguridad... o policía.

Yo me decanté por esta última salida. Supuso un gran reto para mí, ya que debía superar la gran barrera burocráticas: las oposiciones. Y todo lo que ello acarreaba: prepararme ponerme en forma para las pruebas físicas, prepararme los innumerables temas... Pero supongo que, el viejo tópico de ayudar a los demás, hacer la justicia y todo ese rollo, merecía la pena. Eso y el puesto de por vida, los compañeros, el salario más que aceptable... y, aunque me avergüence decirlo, el uniforme, que recalcaba mi respeto, virilidad, confianza... es patético que este obsoleto cliché me pudiera subir la autoestima, pero fue así.

En definitiva, ser policía me hace sentir satisfecho. Como criminólogo, mi labor en la comisaría es la de llevar a cabo estudios de prevención del crimen, lo cual suena simple, anodino e inútil, pero en realidad salva vidas. y siempre es mejor prevenir que curar. Éste es el trabajo que más me permite ayudar al mundo, salvar vidas, luchar contra la delicuencia... Aunque obtenga escaso reconocimiento y cuando me muera nadie me vaya a recordar.