Adeptos Platónicos

martes, 3 de mayo de 2011

Twitter killed the blog

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jueves, 24 de marzo de 2011

Danone: timos y yogures

          La gente se cree todo lo que la televisión dice. Por ello, podemos afirmar que la publicidad afecta a la sociedad sobremanera. Y si la publicidad es de Danone, ésta puede llegar a resultar un arma letal.
Se desprende de los anuncios de esta marca que la mayoría de sus productos ayudan a mejorar un aspecto de la salud determinado. Hacer pensar a los consumidores que un yogur es un medicamento es, bajo mi punto de vista, una estafa descarada. Danacol, reduce el colesterol; Activia, mejora el tránsito intestinal; Danonino, vital para el correcto desarrollo de los huesos de los más pequeños. Todos, en general, y el producto Actimel en particular. Sin duda, es ahí donde encontramos la patraña más insultante.


         Actimel cuenta con “casi quince años de experiencia en el mercado y más de 80 años de investigaciones a sus espaldas”. Su secreto es el fermento L Casei DN-114 001, cuyo proceso de fermentación parece ser veinticuatro veces más duradero que el de un yogur corriente. Por todo ello, es un alimento prebiótico, clase de alimentos que son beneficiosos para la salud según la OMS. Este fermento, básicamente, fortalece el intestino ante una dieta incorrecta, las temperaturas cambiantes, el sobresfuerzo intelectual, la estresante rutina y la carencia de sueño. Esto cuenta con el respaldo de más de treinta estudios, entre los cuales destacan los realizados por la Universidad de Navarra y la de Alfonso X el Sabio.
         No obstante, existen otros estudios que concluyen que el Lactobacillus casei no resulta beneficioso en ningún caso. Además, este fermento es común en cualquier otro yogur. Por si fuera poco, sólo está probado que pueda conformar un refuerzo en la flora intestinal, por lo que solamente podría tratar problemas de indigestión. Actimel actúa exclusivamente en el sistema intestinal, nunca en el general. Por todo ello, la organización Foodwatch en defensa del consumidor le ha concedido el “Premio del consumidor a la mentira publicitaria más insolente” tras reunir la mayoría absoluta de los votos en una encuesta libre en Internet.
         Personalmente, no me extrañaría que de pronto más de una madre se haya vuelto neurótica con todo este show de falsa parafarmacia y que acaben por cebar a sus hijos de yogures. Y la realidad es que Actimel no es ningún milagro médico, y menos teniendo en cuenta que contiene un 8% de azúcar. Este porcentaje dobla al de la mayoría de los yogures convencionales, dato que casi ni se puede leer en la lista de los ingredientes por su diminuta tipografía. Por muy sano que digan que es, actualmente se están vendiendo envases que no llegan a los 100ml a más de 50 céntimos de euro. No cabe duda de que  se están lucrando a base de, al fin y al cabo, vender yogur a precio de oro. Esto no importaría si la sociedad no se creyera tal maremágnum de falsedades. No me cabe la menor duda de que, por increíble que parezca, habrá gente que no lo compre porque le guste, sino porque crea que sin él su sistema inmunológico se derrumbará como si de una pirámide de naipes se tratara.
Nada más entrar en www.actimel.es se lee en letras bien grandes “¿Por qué lo necesito?” A esta insolencia, yo respondo: “¡No lo necesitas!”. A no ser que tengas diarrea, evidentemente.
         Danone es un claro ejemplo de publicidad engañosa. Mentir, falsear y ocultar la verdad son los ingredientes de Actimel para convertir al espectador en todo un hipocondríaco que piense que no puede vivir sin un yogur líquido al día. Indudablemente, los anuncios de Actimel rozan lo ilícito. Danone se publicita al filo de la navaja. En Italia sancionaron a esta marca con 250.000€ por su producto Danacol. En Argentina, ya se están moviendo hilos para reformar la ley contra la publicidad engañosa, a mis ojos, acción totalmente imprescindible.  En España, segurament e, antes de que esto pase, al director de Danone le alcanzará para hacerse con un par de propiedades más. Mi salud, mientras tanto, que no tiene nada que envidiar a la de Susana Griso, se mantendrá a base de bocatas de salichicón. ¡Bon appetit!




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lunes, 21 de marzo de 2011

Los chicos están bien (2010)

Esta película es una de las mejores que he visto en mucho mucho tiempo (salvando Cisne Negro o algunas otras candidatas a los Óscars). No es una exageración. Humor, matrimonio, familia y fidelidad se entremezclan en esta genial cinta.


Retrata la vida familiar de una pareja lesbiana y sus dos hijos. Se trata de una combinación de personajes explosiva: una médico perfeccionista y maníaca, una decoradora hippilonguia, un hijo sumiso que trata de deshacerse de la influencia de un amigo manipulador, una hija perfecta con un gran expediente académico que en el momento de cumplir 18 años cree haber dedicado toda su vida a complacer a su madre, una amiga ninfómana, un donante de semen inmaduro e idelaista...

Hay varias cosas que me han encantado de la película:
1. El elenco es maravilloso: Annette Bening, Julianne Moore, Mark Ruffalo, Mia Wasikowska....
2. La importancia simbólica de los alimentos: el conflicto se desarrolla en la mesa, la agricultura, el vino...
3. No es una película de lesbianas (y eso va por tí, Ana). Con un panorama tan rocambolesco, el conflicto deja a un lado no sólo las diferencias entre orientaciones sexuales, sino entre edades, sexos, ideologías... Se aleja del esterotipo de gay histriónico que sólo se dedica a follar con los de su mismo sexo que la televisión suele presentar.
4. Todos los personajes, desde la doctora madre de familia protagonista hasta el regordete jardinero pesado y cocainómano, tienen un mundo interior y algo que aportar.

Por cierto, lo que hizo que recibiera esta película con una sonrisa de oreja a oreja fue que en los títulos nada más empezar suena 'Cousins' de Vampire Weekend. :)


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